Liliana Eleonor Pontoriero Giménez nació en San Juan, provincia de Argentina, el 30 de setiembre de 1957. Ella declara que decidió ser pintora un día de su adolescencia, en la escuela secundaria, durante una clase de geografía, en la cual mencionó pinos de todos los colores del arco iris en una región de América del Norte, porque no recordaba el resto de la lección.
Estudió un bachillerato de Letras y luego en la Universidad Nacional de San Juan, el profesorado de Artes Plásticas. Descubrió en la pintura y la fotografía su medio de expresión preferido.
Sus reflexiones filosóficas acerca de la vida y del espíritu subyacente detrás de la realidad palpable fue la fuente de inspiración de muchas de sus obras. Realizó una serie de óleos de grandes dimensiones que denominó El Árbol de la Vida, a partir de una experiencia numinosa que vivió caminando en un parque, en un remolino de hojas, al pie de un árbol que le sugirió como nace la vida en los árboles, creencia que está arraigada en numerosas culturas, muy antiguas algunas.
Luego abordó, en otras obras, las diferentes circunstancias y atributos de la madre, haciendo maternidades como La Anunciación, La Madre Divina, La Difunta Correa e Implorando al Cielo, en estas dos últimas relaciona el árbol con la madre, como testigo y protector de la vida.
Hizo algunas pinturas inspiradas en las facetas de la mujer: como compañera de vida, en Adán espera a Eva; como diosa arquetípica en Asherat, donde revela el profundo misterio de la noche y el mar como atributos comunes a la mujer, identificada con la luna y en Mujeres sin rostro plantea la problemática de la mujer considerada un objeto sexual.
Luego de su estancia en Tenerife, Canarias, España, desde 2008 a 2012, en su obra se revela una profunda conexión con el mar y los elementos de la naturaleza, aire, tierra, agua y fuego, que se manifiestan de manera espléndida en la isla, y se concreta en dos series de óleos “Tenerife y los cuatro elementos” y “Marinas”. En ellos plasmó la profunda transformación que le produjo esa naturaleza pródiga, como en su obra Renacer. En Así nació el Bosque destaca la acción del mar como creador del bosque de La Gomera.
También abordó con una postura crítica temáticas sociales y ambientales, como la Historia se repite, ante la crisis política y económica argentina de 2001, y Un escalofrío recorre la casa, como forma de sensibilización en defensa del árbol y los bosques.
La artista hizo una serie temprana de retratos en carbonilla y óleo y algunos grabados .
Ha realizado ilustraciones de leyendas de su tierra natal, de un cuento infantil de su autoría, Leyenda de Héspero y Selene, y del libro de poemas, La Cosecha de J.J. García.
Entre sus obras de investigación destaca su trabajo de tesis, que se basó en la apreciación y relevamiento de petroglifos de su provincia. Con una original visión estética elaboró un análisis centrado en los recursos plásticos de los mismos, no contemplados en los estudios arqueológicos, defendiendo así la concepción artística de estas manifestaciones rupestres.
Escribió una Crítica a la obra del escultor Miguel Ángel Sugo, y un ensayo sobre el Arte y el Museo.
Participó en numerosas actividades comunitarias como talleres de plástica en eventos culturales y pintura de murales en escuelas y bibliotecas.
Su expresión figurativa predominante tiende hacia la síntesis formal. Es colorista y consigue una textura matérica con el uso de la espátula y el óleo, con una cualidad espontánea.
El trabajo previo de bocetación y elección de medios compositivos y de color es auxiliado por fotografías que le ayudan a definir algunos aspectos de la obra.
La pintora sostiene que en el acto de pintar se sumerje en un estado meditativo, y encuentra el punto de unión entre mente y corazón. Al pintar soy feliz, declara.